Jose Luís Martínez Raya

    Jose Luís Martínez Raya es un poeta, actor y dramaturgo nacido en 1998 en Granada. Fuimos juntos a clase en la Universidad pero cuando conocí a Jose Luis fue en la noche de la Fiesta de la Primavera (Granada) de 2019. Estábamos juntos en un principio. En cierto momento Jose Luis desapareció. La mayoría de la gente estaba, como se dice, bastante 'perjudicada'. Salí con una amiga a buscarlo. Lo encontramos deambulando. Él pidió disculpas por ese comienzo tan oscuro, pero un comienzo así fue necesario para una relación tan luminosa. El recuerdo es tierno. 

    Desde entonces descubrí en él la luz de la poesía. Su poesía es pura y vive con él. Fue estudiante de Arte Dramático en Madrid, se formó en Filosofía en Granada. Su inspiración va desde los clásicos griegos hasta el gran Cervantes, desde los sonetos de Quevedo hasta el romanticismo de Hölderlin, desde el burro Platero de Juan Ramón Jiménez hasta la poesía y tragedia de Federico García Lorca y las calles y sensaciones de la ciudad de Granada. Se considera neorromántico. Así, Jose Luís coge la pluma siempre con decisión, tragedia y vitalismo. 

    Es un amante de la vida y de los suyos. En ocasiones poeta del amor al desamor. Tras la muerte de su padre el pasado año, Jose Luis confirma su destino: está casado con la muerte. El amor, la vida y la muerte empapan su vida y su obra que son una. Gracias a él puedo decir que Lorca sigue vivo y que Granada es más bella cuando él la mira: 

    —¡Mira! nuestra madre —me dijo un día mientras señalaba a la Alhambra—. 


    Actualmente trabaja en su "Octava Trágica", de la que hasta ahora sólo ha publicado la primera obra El armario de Griselda (2018). Espero que en los próximos años pueda publicar las que ya tiene escritas y terminar el resto de obras hasta completar las ocho. 




ANTONIO: Entiendo... Si quiere puede sentarse, o si desea beber algo nada más que me lo diga y le traeré un vaso de agua fresca.

GRISELDA: No, no te molestes, me iré rápido.

ANTONIO: Pero cómo se va a ir una mujer como usted si no hace ni media hora que entró por la puerta.

GRISELDA: Con media hora me basta y me sobra para sincerarme.

ANTONIO: ¿Qué quiere decir con eso de sincerarse?

GRISELDA: (Se acerca a Antonio) Que necesito sacar de mí esta verdad que me está llevando por puentes y ríos, esta verdad que sacude cada una de las ramas de mi pelo, esta verdad que habita dentro de ese corazón que tienes en tu cuerpo de llamas. O es que vas a negar delante de esta cara, que no te brillan los ojos como dos luciérnagas en un campo negro sin lago cada vez que me miras.

ANTONIO: Si con esas palabras pretendes sumergirme en un río rojo de pasión y soltar mi verdad como suelta la avispa su veneno. Te diré que eres ese terremoto que sacude cada una de las partes de mi cuerpo, que me arrastras con gusto a un mal no deseado por el hombre como le pasa a la liebre cuando ve de frente la bala de una escopeta. (Le agarra del brazo) Que me gustaría no sentir este dolor que siento cuando estoy sujeto a tus cálidas y finas manos; pero es imposible, ya es imposible escapar de esta jaula que has creado con la fuerza de tus palabras y que ahora me impide no abrazarte, no quererte o no dejarte marchar por esa puerta, puerta que una vez se abrió para que entrara el deseo por el cual no puedo morir si no te he conocido.

GRISELDA: Pues entonces déjate de habladurías y ayúdame a escapar de esta existencia mezquina, ayúdame a apagar con tu boca olor a jazmín este fuego caliente y abrasador que habita entre mis piernas para después cultivarlo con claveles dulces de placer. Si de verdad tienes tanta fuerza ¡parte en dos este cinturón de castidad que llevo por la muerte de mi marido! ¡Haz florecer el cerezo seco sin savia que vive dentro de mi cuerpo! Porque no quiero tu dinero, ni me importa la diferencia de clase social. Sólo quiero permanecer a tu lado y pasear juntos por un campo verde lleno de fugaces mariposas color azul. (Le coge la mano a Antonio y se la coloca en su pecho) Sientes los fornidos latidos de este loco corazón, pues son cada uno de los te quiero que saldrán de estos labios hechos de marfil cuando abra los ojos y vea tu rostro en mi almohada todas las mañanas.

ANTONIO: ¡Sangre estas creando en estos brazos por querer escapar en silencio de tus delicadas cuerdas! Pero es una sangre dulce como la que te haces cuando pisas la espina fina de una rosa, sangre de ciervo que da color a los caminos infinitos del rencor, una sangre que ahora busca ser acariciada por su dueña.

GRISELDA: (Le agarra fuertemente) ¡Dime si no quieres permanecer a mi lado como permanecen un árbol y su fruto! ¡Dime si no quieres besar estos labios como besa la roca una ola cuando esta rompe en llanto! ¡Dime si no deseas esculpir la Venus más bella con tus brazos! Y dime si no deseas pintar cada trazo de mi cuerpo en tu lienzo.

ANTONIO: (Le acaricia la cara) Hace ya tiempo que no sé lo que deseo. Sólo quiero dejarme llevar para besar tu blanco y frágil cuerpo.

(Ambos se besan, se escuchan dos violines y todas las luces del escenario se apagan)

Fragmento final del Primer Acto de El Armario de Griselda (2018)

04/I/2022

Comentarios

Entradas populares